La Generala

Y que la abuela se nos va, la verdad pensaba escribir lo triste que es esto pero la verdad es que estoy feliz. Estoy feliz por el pedazo de abuela que me tocó.

Si alguien conoció a Paulina Irastorza le pido una disculpa de ante mano por que dudo mucho que esto que escribo se acerque un poco a lo chingona que fue esta mujer.

No tengo mucho que decir, estoy muy agradecido de todo lo que me enseñaste y esta es mi manera de lidiar con tu partida; 

Gracias por enseñarme a comer, no solo hablo de cerrar la boca cuando como y no poner los codos en la mesa, sino de toda la comida que me presentaste, me atrevo a decir que salvo las quesadillas y los tacos todo lo demás me lo presentaste tú.

Gracias por enseñarme que las relaciones que más amo en la vida necesitan mantenimiento, que estar en contacto con la gente que quiero es parte fundamental de este mantenimiento. Me dejas la mejor herencia que alguien pueda pedir, una familia.

Gracias por hacerme el mejor regalo del mundo: hiciste que me enamorara de viajar, conocer otras culturas y otras personas, como bien me dijiste: “si nos gastaramos la mitad de lo que nos gastamos en su educación en viajes, seriamos más listos” y yo agrego: mejores personas.

Gracias por enseñarme que la generosidad comienza conmigo y que la mejor forma de disfrutar las cosas materiales es compartiéndolas.

Gracias por enseñarme lo que es vivir una vida plena.

Gracias por habernos unido como lo hiciste.

Gracias por enseñarme que no tengo que saberlo todo, que cuando tenga una duda es mejor pararse por el diccionario que esta debajo del teléfono a seguir repitiendo pendejadas.

Gracias por la garlopeada que me diste, que hasta hoy busque en el diccionario lo que quiere decir y sonreí mucho cuando vi que dice: f. Acción de pulir la madera con el cepillo.

Eso hiciste conmigo, me puliste y no tengo otra forma de agradecerte más que tratar de seguir puliéndome el resto de días que me queden por acá.

Gracias por ser mi abuela.

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